En los últimos años, el interés por la naturaleza positiva y las fortalezas de los trabajadores y su efecto en el rendimiento ha experimentado un gran auge dentro de la Psicología de las Organizaciones. Así, ha surgido el estudio del comportamiento organizacional positivo (Positive Organizational Behavior, POB), el estudio y la aplicación de fortalezas y capacidades psicológicas positivas que pueden ser medidas, desarrolladas y gestionadas de manera efectiva para mejorar el rendimiento laboral (Luthans, 2002a).
El término capital psicológico es una reciente ampliación de la noción económica de capital, que se refiere tanto a los bienes duraderos que sirven como factores de producción, como por ejemplo, la tierra o la mano de obra, como a los bienes no tangibles, como la gestión o la organización del trabajo (Luthans y Youssef, 2004). Como señalan Luthans y Youssef (2004), la idea de un capital no tangible llevó a variaciones del término como el capital humano y capital social. Estos autores engloban dentro del capital humano los conocimientos, habilidades y competencias derivadas de la educación y de la experiencia, e incluyen dentro del capital social las relaciones interpersonales, inter-grupales e inter-organizacionales.
En resumen, es en el contexto del comportamiento organizacional positivo de donde surge el concepto de capital psicológico que se define como un estado de desarrollo psicológico positivo del ser humano que va más allá del capital humano y social, el cual comprende la inversión en tiempos y esfuerzos necesaria y el desarrollo de las habilidades adquiridas correspondiente para la mejora del rendimiento y la competitividad (Luthans, Avolio, Walumbwa y Li, 2005). Dichos estados psicológicos han sido ampliamente relacionados con el bienestar (Avey, Luthans, Smith y Palmer,2010) y también con actitudes y conductas organizacionales positivas tales como la satisfacción laboral, el desempeño y el compromiso organizacional (Luthans, Avolio, Avey y Norman, 2007; Luthans, Norman, Avolio y Avey, 2008; Avey, Luthans y Youssef, 2010; Luthans, Avey, Avolio y Pe-terson, 2010).
Las capacidades psicológicas positivas que componen el capital psicológico positivo constituyen estados (abiertos al desarrollo y al cambio) y no rasgos de personalidad y, por lo tanto, el capital psicológico se presenta como un constructo que puede jugar un papel crucial en el desarrollo de los indi-viduos, equipos y organizaciones (Luthans, 2002b; Luthans y Avolio, 2003; Seligman, 2002; Seligman y Csikszentmihalyi, 2000; Snyder y López, 2002).
Atendiendo al interés por contar con un cuestionario de capital psicológico en castellano que permita realizar futuras investigaciones sobre este constructo, este estudio tiene co-mo objetivo la adaptación del PCQ (Psychological Capital Ques-tionnaire) al castellano y su posterior validación en una mues-tra española. Mediante el modelado de ecuaciones estructu-rales (Structural Equation Modeling, SEM) se pretende confir-mar la estructura factorial del cuestionario, así como anali-zar la fiabilidad de las puntuaciones y la validez convergente y discriminante.